27.12.13

Mitos prescindibles: Alex Lora

Me preguntan: "¿Qué opinas de la trayectoria de Alex Lora como músico?"
Respondo: Me sorprendería muchísimo que se hubiera hecho músico a
estas alturas. ¿Ha estado estudiando?

El original Three Souls in my Mind, del que saldría
Lora para hacer El Tri. 
No, en serio, el valor de Lora fue su actitud, en 1968 y hasta el fin de los hoyos fonki, tal vez, pero al paso del tiempo se quedó en lo episódico, en la cosmética del escupitajo a la cara como fórmula comercial... y el "chingas a tu puta madre" que la primera vez que se dijo fue un grito liberador y desafiante, a la sexacentésima vez era más pose que la de Octavio Paz dejándose fotografiar, invitando un sonoro "Bueno sí, ¿y qué?" poniéndonos generosos. El escándalo social del momento además se insertaba en la fórmula unitalla del machito de barrio: sida, travestismo, niños de la calle, la piratería musical, la novia de Caro Quintero... viendo el diario ya sabía uno qué canción se iba a recetar El Tri, y generalmente desde una intrascendencia preadolescente.

Se rodeó de buenos músicos siendo él espectacularmente mediocre, pero nunca cuajó una superbanda (su mejor baza sigue siendo Rafael Salgado, el Wea) pero desperdiciar a músicos como Arturo Labastida ("El Papaíto") o Lalo Toral, uno de los mejores tecladistas de la historia, fue casi delictivo. Cualquiera de ellos tiene más música en la uña del dedo meñique que Lora en todo el cuerpo.

Para remate, nos enteramos hace muchos años que Alex Lora usaba como método de composición la fusilata. Reconoce que usó la música de Neil Young de Hey hey, My my en El rock nunca muere, pero hay otros plagios. El más tremendo, su épica Triste canción de amor que es, nota por nota, Like a Hurricane, también de Young, y si mal no recuerdo hay otras.

Esto deja mal sabor con otras canciones que no son malas musicalmente, es decir, en cuanto a melodía y armonía (Chilango incomprendido, Dinero, Las piedras rodantes, Todo me sale mal y varias otras) porque no sabe uno si salieron por ahí de un rockero desconocido que se ganaba las monedas cantando donde casi nadie lo escuchaba...

Todo esto sin contar con que, en la labor letrística, Alex Lora nunca consiguió reconciliarse del todo con la métrica y la rima (defecto histórico del rock mexicano). Sus versos miden lo que salga, raras veces coinciden, les sobran sílabas por todos lados y los acentos le son inclusive respecto del ritmo de la música; va a la rima fácil o simplemente prescinde de ella porque lo que prende a la banda –o eso se propone– es la palabra callejera, la mentada de madre, la insinuación sexual nunca liberada, siempre a nivel de las vergüenzas de María Candelaria y con dejos de homofobia y machismo de esquina que no deja buen sabor de boca (Viejas de vecindad es buen y lamentable ejemplo).

Así que con todo eso y habiendo escuchado al Tri toda la vida, me quedo con que los oscuros de Lora son más que los claros y que prefiero escuchar al Wea fuera del Tri. Y que aunque ADO o Perro negro y callejero (que no sé si es de Lora o de alguien del original "Three Souls in my Mind") sean parte de mi banda sonora personal, nunca consideraré a Lora al nivel musical, no sé, de Dug Dugs o la maravilla que era Love Army con una voz como la del Pájaro Isiordia, nada que ver con lo que le sale a Lora por la boca, o de Real de Catorce (allí sí sin problema con las letras, oh maestro José Cruz) o Trolebús, o de grupos más de estas últimas décadas como Café Tacuba o Los de abajo, del máximo nivel. Por no mencionar a cantautores como el impresionante Jaime López o Rockdrigo.

Como las comparaciones son odiosas para el que sale jodido en las comparaciones, un poco de Love Army, musicalmente tan impresionante en 1971 como hoy. Todo es buenísimo, pero atención especial al bajo de Salvador Martínez Bañuelos.