6.2.16

Orwell en tiempos de Podemos

Es curioso, y lamentable, que para desvelar los problemas del partido Podemos, su acumulación diaria de mentiras, de giros de 180º en temas de trascendencia, de incoherencias políticas y de manipulación de su propia gente sea necesario recurrir a la prensa de la derecha.

Esto es un problema sobre todo cuando la información que dan es real, contrastable, sólida... pese a ser prensa de derecha y altamente tendenciosa. Su intencionalidad al difundir información sobre el grupo de Pablo Iglesias por supuesto no es nada compartible, ni nada inocente. Esa prensa ve su investigación de la banda de Somosaguas como parte de su lucha en contra de la izquierda, y para los sectores a los que sirven, incluso Obama es un peligroso comunista. Pero la intencionalidad aquí no es relevante. La verdad lo es dígala Ulises o su porquero y todo eso. Así que de entrada no acepto críticas por compartir notas de ABC o Libertad Digital si están contrastadas y reflejan la realidad (y sí, algún amigo me ha reprochado que difunda notas del ABC).

Pero el problema es más grave cuando la prensa presuntamente progresista, autoproclamada de izquierdas, que presume de decencia (algo que no tienen cara para hacer los de la caverna mediática ultraderechista), que se afirma comprometida "con la gente", NO está difundiendo esa información, no está investigando asuntos de interés y relevancia política cuando se relacionan con esta formación política (como la financiación de sus orígenes, que ya hace un año comentábamos aquí que era opaca y de dudoso origen), cuando esa misma prensa, implacable con la derecha, oculte, encubra o suavice la información que afecta a quienes parecen a todas luces sus compañeros de partido. Parte de esto ya lo comenté también en la entrada sobre el Periodismo de partido.

Foto que George Orwell llevaba en su carné del
Sindicato Nacional de Periodistas (vía Wikimedia Commons) 
Muchas veces, George Orwell fue expulsado de la "berdadera hizkierda" por quienes le reclamaban que denunciara los crímenes del stalinismo (y sigue siéndolo, hace poco me decía un leninista apolillado que Orwell era un "neoliberal", palabra que evidentemente no podría definir si la vida le fuera en ello). Se le reprochaba al británico que no fuera encubridor, que fuera un hombre de izquierda con principios sólidos en los términos que los entendía también Rosa Luxemburgo, comprometido antes con las ideas que con los hombres o los partidos (que suelen traicionar las ideas), y que denunciaba a quien violentara esos principios e ideas sin importar si se disfrazaba de vanguardia del proletariado, gran timonel o manitú el coletas. Porque quien los violentara o manipulara no era, en una concepción moral fundamental "uno de los míos".

Sin embargo, parte de la izquierda fue, vergüenza colectiva, encubridora de numerosas barbaridades y debería haber aprendido de esa experiencia para no volver a cometer el error. El tiempo ha dado la razón a Orwell y ha evidenciado el error y el horror de los stalinistas y otros incondicionales.

Ahora somos otros los que, desde la izquierda, somos atacados por no encubrir a Podemos y a su creciente mafia elitista, extraña, rencorosa, ineficiente y más antisocialista que otra cosa. Se nos acusa de valedores de la derecha como si Podemos fuera la única izquierda posible (esa alucinación que ha mantenido como dogma el comunismo en todas sus formas desde el "tercer período" de la Internacional Comunista decretado en 1928, de donde no salen algunos).

Pero debería ser la prensa no abiertamente de derechas, como Público, El Diario, La Sexta, la televisiones públicas o El País, la que fuera el más celoso vigilante de los nuevos políticos, que llevara las cuentas y llamara la atención cumpliendo su labor informativa. Que ayudara a que no se apartaran del camino y los principios que ellos mismos se han marcado.

Es una vergüenza para ese periodismo, tan falto de ética como el de derecha (esa brunete mediática de Podemos que se opone a la caverna mediática de la ultraderecha cuando en ética y en procedimientos son indistinguibles ya), no estar cumpliendo con su obligación informativa, y más aún lo es que ataquen a quienes desde la izquierda (a quienes los comisarios autonombrados nos quieren quitar el carné de izquierda) denunciamos situaciones que deben estar en la conciencia popular, como lo están los errores, tropiezos y problemas de todos los partidos. Todos. Y con acento en Podemos porque son el partido más encubierto por la prensa en los últimos dos años.

El que no lo hagan es una desgracia más en este país que desde 2011 casi sólo conoce desgracias, reales algunas, artificiales otras. Hemos vuelto, pues, a lo que ya señalaba Orwell después de pasar por la Guerra Civil española, ésa que sigue:
Muy joven me di cuenta de que ningún acontecimiento es jamás reportado correctamente en un periódico, pero en España, por primera vez, vi informes periodísticos que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que está implícita en una mentira común. Vi informes de grandes batallas donde no había habido combates, y silencio total donde cientos de hombres habían caído. Vi a tropas que habían luchado con valentía denunciadas como cobardes y traidoras, y a otras que nunca habían visto que se hiciera un disparo, aclamadas como los héroes de victorias imaginarias; y vi a los periódicos de Londres recontando estas mentiras y a intelectuales deseosos construyendo superestructuras emocionales sobre acontecimientos que nunca había sucedido. Vi, de hecho, cómo se escribía la historia no en términos de lo que había ocurrido, sino de lo que debería haber ocurrido de acuerdo con diversas 'líneas del partido'.